Enseñanza para el 26 de Agosto del 2012
Tema: EL
ENVIADO CUMPLIENDO SU
MISIÓN
Lectura Bíblica: San Mateo 4: 23
Vrs. para memorizar: San Lucas 4: 43
Los romanos
dividieron el territorio de Israel en tres regiones: Galilea, Samaria y Judea. Galilea
estaba en la región más septentrional y tenía alrededor de 100 km de
largo por unos 50 de ancho. Jesús pasó mucho tiempo de su ministerio en esta
región, un lugar ideal para enseñar, sobre todo porque había más de 250
poblaciones y aldeas concentradas en esta pequeña región, con muchas sinagogas.
Sinagoga:
(en griego, concurrencia, asamblea) Término que se aplica tanto al lugar en
que se reunían los judíos para leer y estudiar las Escrituras, como a la
asamblea misma de los allí reunidos (donde se tomaban decisiones drásticas de
ser excluido de la sinagoga Jn. 9:22; 12:42; 16:2), tal como nuestro término
“iglesia” se refiere tanto al edificio como a la congregación.
Jesús pronto
desarrollo un ministerio de predicación poderoso y con frecuencia hablaba en la
sinagoga. La mayor parte de los pueblos que tenían diez o más familias judías
tenían una sinagoga. El edificio servía para reunirse los sábados y como
escuela durante la semana. El líder de la sinagoga no era un predicador sino
más bien un administrador. Su tarea consistía en invitar rabinos para que
enseñaran y predicaran. La costumbre incluía invitar a rabinos visitantes como
Jesús a hablarles.
Los tres aspectos más
sobresalientes de su ministerio:
a). Enseñando 1Ti. 4:6
Jesús al enseñar mostraba su interés de que entendieran.
Jesús casi siempre enseñaba en
las sinagogas (Lc. 4:21; Hch. 13:14-15). ¿Qué sucedía en el servicio de la
sinagoga? Primero se recitaba el Shema (esto es Dt. 6:4, el cual los
judíos repetían varias veces al día). Se elevaban ciertas oraciones, Lugo se
leía la Ley (los libros de Génesis hasta Deuteronomio), una lectura de los
profetas intentaba ilustrar la Ley y un sermón. Los principales de las
sinagogas decidían quién debería dirigir el servicio y dar el sermón. Cada
semana se elegía una persona diferente para que dirigiera.
La alimentación continua con las
verdades de las Escrituras es esencial para la salud espiritual de todos lo
cristianos (2Ti. 3:16-17), pero de manera especial para líderes espirituales.
Solo mediante la lectura, el estudio, la meditación y el manejo correcto del
contenido de la Palabra de Dios, puede un pastor cumplir lo que Dios le ha
mandado hacer (2Ti. 2:15).
Un ministro de Cristo es aquel
que sirve Cristo a otros, ministrándoles a Cristo como salvador. Es diferente
de aquel que enseña la Ley y otras cosas (1Ti. 1:7;3). El fin de ser nutridos
es el crecimiento en vida, lo cual es un asunto de vida; diferente de ser
meramente enseñado, lo cual es un asunto de conocimiento. Para ministrar a
Cristo a otros se requiere que primero nosotros mismos seamos nutridos con las
palabras de vida relacionadas con Cristo.
b). Predicando Is. 61: 1
Jesús al predicar mostraba su
interés en una entrega.
Jesús habla de cumplimiento
inicial de esta promesa y la refiere a su ministerio de proveer el consuelo de
la salvación a los oprimidos espirituales (Lc. 4: 18-19). Anunciar el evangelio
fue la primera comisión del salvador como Ungido de Dios, como Mesías. Cuando
habla de los pobres se trata de los pobres en las cosas celestiales,
espirituales y divinas (Lc. 12:21; Ap. 3:17) y cuando dice libertad a los
cautivos, se trata de los prisioneros de guerra pero de la guerra espiritual y
que están prisioneros bajo el cautiverio
de Satanás (Is. 42:7)
Y cuando dice vista a los ciegos,
son ciegos tanto física como espiritualmente (Sof. 1:17; Jn. 9:39-41). Ahora
recobrar la vista esta relacionado con ser librado del poder de Satanás (Hch.
26:18).
c). Sanando Is.
53: 4
Jesús al sanar mostraba su
interés en la persona total.
Vamos a mirar un poco sobre el
ministerio de sanidad de Jesús (Mt. 8:16-17), cuando habla de los endemoniados,
esto quiere decir “demonizado” o bajo el control interno de un demonio. Todos los
casos de posesión demoníaca con los que trató Cristo involucraban la posesión de
demonios que controlaban por completo el cuerpo de sus victimas, llegando al
punto de hablar a través de ellas (Mr. 5:5-9), causarles trastorno (Jn. 10:20),
violencia (Lc. 8:29) o enmudecimiento (Mr. 9: 17-22).
Los muchos endemoniados y todos los
enfermos representan a todos los que están en la tierra durante el
milenio. El milenio será la última dispensación del primer cielo y de la
primera tierra. En el milenio, el poder de echar fuera demonios y sanar
enfermedades se manifestara a lo sumo. Por consiguiente, todos los endemoniados
y todos los enfermos serán sanados. Este poder tan grande es el poder de la
edad venidera (He. 6:5). Echar fuera demonios y sanar a los enfermos en esta
era es sólo el anticipo del inmenso poder de la era venidera.
Todas las sanidades realizadas en
la gente caída son el resultado de la redención del Señor. En la cruz Él quitó
nuestras dolencias, cargó sobre sí nuestras enfermedades, y realizó una sanidad
completa para nosotros. Sin embargo, en esta era la aplicación de este divino
poder sanador sólo es un anticipo para nosotros; en la era venidera lo
experimentaremos en plenitud.
Sus milagros de sanidad
autenticaban sus enseñanzas y su predicación, y demostraban que de veras venía
de Dios.
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