Enseñanza para el 6 de Mayo del 2012
Tema: Los verdaderos descendientes de
Abraham
Lectura Bíblica: San Mateo 3: 7-9
Vrs para memorizar: San Lucas 3:7
Fariseos. Los fariseos eran
una pequeña secta judía legalista (cerca de seis mil). Es probable que la
palabra “fariseo” se derive de un vocablo hebreo que significa “separar” y por
esa razón se puede traducir “los apartados”. No eran separatistas en el sentido
que se aislaran de la sociedad, sino en sentido puritano, es decir mantenían
gran celo por la pureza ritual y ceremonial de acuerdo con la ley mosaica así
como sus propias tradiciones que añadían a la legislación del Antiguo
Testamento.
Los fariseos eran la secta
religiosa más estricta de los judíos (Hch. 26:5). Esta secta se formó por el
año 200 a.
de C. Procedían por lo general de la clase media judía y casi todos eran
laicos antes que sacerdotes o levitas.
Representaban el núcleo ortodoxo del judaísmo y ejercían gran influencia sobre
las personas comunes en Israel.
Ellos estaban orgullosos de su vida
religiosa superior, su devoción a Dios y su conocimiento de las Escrituras. En
realidad, se habían degradado hasta ser pretenciosos e hipócritas (Mt. 23:28).
Los encuentros de Jesús con los
fariseos fueron generalmente conflictivos. Él los desaprobó por usar la
tradición humana para nulificar las Escrituras (Mt. 15:3-9), especialmente por
su manifiesta hipocresía (Mt. 15:7-8; 23:13; Lc. 12:1)
Los Saduceos. Eran otra secta del judaísmo (Hch. 5:17), partido
sacerdotal y aristocrático del judaísmo cuyas doctrinas y prácticas eran
opuestas a las de los fariseos. La derivación del nombre viene de la palabra
griega syndikoi, que significaba “autoridades fiscales” en el estado
de Atenas desde el siglo IV a. de C. En Israel también los saduceos controlaban
los impuestos.
Al principio los saduceos no eran
un grupo religioso, pero con el tiempo, para defender sus intereses, apoyaron
al sumo
sacerdote. Hasta la mitad del siglo I d. de C. controlaban el sanedrín.
La mayoría de los sacerdotes
de los primeros siglos (a. de C. y d. de C.) pertenecían a esta secta,
aunque no todos los saduceos eran sacerdotes. Por lo general constituían un
núcleo de personas altamente privilegiadas, por ejemplo, comerciantes ricos y
funcionarios gubernamentales. Su actitud hacia las tradiciones de los padres
se centró en el mantenimiento del culto en el templo. Su interpretación de la Ley (aceptaban solo el
Pentateuco como autoridad) giraba alrededor de la ley ritual. Los “saduceos
enseñaban que el alma perece con el cuerpo” (Mt. 22:23) “niegan la continuidad
del alma después de la muerte”. En el Nuevo Testamento es más preciso: señala
que los saduceos negaban la resurrección del cuerpo (Mr. 12:18), y también la
existencia de mediadores entre Dios y el hombre (Hch. 23:8). Además, para los saduceos,
Dios era casi un “dios ausente” dado que “no puede ni hacer ni prevenir el mal”.
En cambio el hombre ejerce su libre albedrío para hacer el bien y el mal.
Su ideal político era el estado
teocrático encabezado por el sumo sacerdote. Por eso veían con sospecha la
esperanza mesiánica que amenazaba con derrotar el orden social y político
existente. La mayoría del pueblo común los odiaba porque colaboraban con los
romanos y sus reyes, porque introdujeron y permitieron algunas costumbres que
no eran judías y porque se comportaban entre el pueblo con arrogancia. Estos rechazaban
las tradiciones humanas y el legalismo excesivo, y en los días de Herodes esta
secta controlaba el templo.(Mt.2:4).
I.
Dios no
rechaza a su pueblo.
a).
Arrepentimiento genuino trae perdón de Dios Hch. 2:38.
Arrepentimiento. Traducción de una familia de palabras que indican
un regreso, un cambio de parecer, o un repudio del pecado para volver a Dios.
En el Antiguo Testamento.
Puesto que Israel debe a Dios obediencia
absoluta y cae bajo juicio cuando se desvía, solo por el arrepentimiento puede
restablecer su relación favorable con Él. La nación puede apartar para este
reconocimiento un día entero (Neh. 9:1-3; Dn. 9: 3- 6; Os. 13: 1-3). Como
símbolo de su renuncia al pecado, el arrepentido rasga sus vestiduras, ayuna,
se viste de cilicio, o se sienta en cenizas.
El
arrepentimiento demanda una renovación del espíritu y del corazón (Ez. 18:31);
esto es posible solo como consecuencia de la redención divina (Is. 44:22; Jer.31:33;
Ez. 11: 19.
En el
Nuevo Testamento.
Arrepentimiento
por lo general, es traducción de la voz griega metánoia, que significa
“cambio de actitud o de propósito de vida” y no solo “penitencia”.
Juan Bautista
continúa la demanda de arrepentimiento (Mt. 3:8) y asimismo Jesús (Mr. 1:15;
Lc. 13: 3-5), pero con mayor énfasis en la limpieza interior y la
totalidad de la demanda divina (Lc.
14:33). En un sentido nuevo Jesús hace posible el arrepentimiento, porque este
se completa con la fe, con el discipulado cristiano. En la predicación de la
iglesia apostólica el arrepentimiento es básico (Hch. 3:19; 2ª.Co. 7: 9)
El
arrepentimiento se produce principalmente en la mente; la acción de creer
sucede principalmente en el corazón (Ro. 10:9). Creer es unirse uno a las cosas
en las cuales cree y recibirlas. Creer en el evangelio es creer principalmente
en el Salvador (Hch. 16:31), y creer en Él es entrar en Él por la fe (Jn.
3:15-16) y recibirle (Jn. 1:12) para ser unido orgánicamente con Él. Tal fe
(Gá. 3:22) en Cristo nos la da Dios por la palabra de la verdad del evangelio
que escuchamos (Ro. 10:17; Ef. 1:13). Esta fe nos introduce en todas lasa
bendiciones del evangelio (Gá. 3:14). Por lo tanto, es preciosa para nosotros
(2ª. P. 1:1). El arrepentimiento debe preceder a esta fe preciosa.
b).
Los hijos heredan las características de sus padres Jn. 8:39.
Aquí vemos que Jesús descartaba el simple linaje físico como
condición suficiente para la salvación (Fil. 3: 4-9). Esta misma expresión en
nuestro lenguaje sería: “si fueran hijos de Abraham, pero no lo son, porque si
lo fueran harían lo que él hizo”. De la misma manera que los hijos heredan las
características genéticas de sus padres, la descendencia verdadera de Abraham
haría las obras que él hizo, es decir imitaría su fe y su obediencia.
Como padre
(Ro. 4:16) de todos los que han sido llamados por Dios, Abraham fue el primer
hombre de un nuevo linaje escogido por Dios. Nacimos en el linaje caído de
Adán, pero hemos renacido en el linaje de Abraham, al cual Dios llamó. Todo aquel que tenga fe, igual que
Abraham, es miembro de este nuevo linaje e hijo de Abraham (Gá. 3:7).
La fe de
Abraham se demostró por su obediencia a Dios (Stg. 2:21-24). Lo que Jesús
quería señalar era que el comportamiento de los judíos incrédulos era opuesto al
de Abraham, sabemos que llevo una vida de obediencia a los mandatos de Dios. La
actitud que tuvieron los judíos incrédulos hacia Jesús demostró que su
verdadero padre era Satanás (Mt. 8:41-44). La conducta es lo que realmente evidencia
la condición de hijo. Un hijo exhibirá las características de su padre (Ef. 5:
1-2).
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