jueves, 30 de agosto de 2012

Enseñanza para el 2 de Septiembre del 2012


Enseñanza para el 2 de Septiembre del 2012

TEMA:  EL PODER DE  CRISTO

Lectura Bíblica: San Mateo 4: 24-25

Vrs. para memorizar: San Marcos 16:17

Siria. Importante país al nordeste de Palestina que constituyó una amenaza política para Judá e Israel durante la mayor parte de su historia.
Durante el reinado de los seléucidas, Siria fue la principal provincia del reino. A fines del siglo II a.C., el Imperio de los seléucidas se vio reducido a Siria. Pompeyo conquisto Siria en 64 a.C. y la constituyó en una provincia imperial de Roma que se extendía hasta el Éufrates, desde los montes Tauro hasta la frontera con Egipto. En el año 70 d.C. Judea, en el extremo sur de Siria, fue separada y hecha provincia bajo el mando de un legado imperial. En el Nuevo Testamento, Siria es la provincia romana al norte de Judea y sobre la costa.

Decápolis. (en griego diez ciudades) Una confederación de diez ciudades helenizadas ubicadas al S de Galilea y mayormente al E del Jordán. La liga de ciudades fue formada rápidamente después de la invasión de Ponpeya a Palestina (64 a.C.) para preservar la cultura griega en la región semítica. Estas ciudades fueron tradicionalmente fortalezas gentiles. Se organizaron en una liga por razones de comercio y defensa. Luego de la conquista romana, fueron declaradas ciudades libres, aunque sujetas al gobernador romano de Siria. Con la anexión nabatea y la creación de la provincia de Arabia por el emperador Trajano (106 d.C.) la Decápolis llegó a su fin.
Bajo el resplandor del nuevo Rey como la gran luz que alumbra en las tinieblas, grandes muchedumbres fueron atraídas y le siguieron con miras al reino de los cielos.

I.                   El poder del glorioso evangelio.
Poder de Dios (Ro. 1:16) Esto significa una fuerza potente que pueda abrirse paso por cualquier obstáculo. Este poder es el mismo Cristo resucitado, quién es el espíritu vivificante, y resulta en salvación para todo aquel que cree.

a).   Obras incomparables de Cristo            Hch. 10: 37-38.
La proclamación del Salvador tenía como fin anunciar las buenas nuevas de Dios a las personas miserables que estaban en cautiverio; el propósito de su enseñanza era iluminar con la luz divina de la verdad a los ignorantes, loa cuales estaban en tinieblas. Su proclamación supone una enseñanza, y su enseñanza implica una proclamación. Esto fue lo primero que Él hizo en su ministerio, y también era la estructura total de su servicio evangélico.
Después de ser bautizado el Señor (Mt. 3:16) se puso a su disposición tres cosas: los cielos abiertos, el espíritu de Dios que descendió y el hablar del Padre y vemos las obras que asía nuestro Señor  (Lc. 6: 17-18).

b).   Poder no comprendido por los seguidores    Jn. 6:26
Jesús criticaba a las personas que lo seguían únicamente por los beneficios físicos y temporales en lugar de hacerlo para saciar su hambre espiritual. Muchas personas utilizan la religión para obtener prestigio, consuelo, incluso votos políticos. Pero esos motivos son egoístas. Los verdaderos creyentes siguen a Jesús porque saben que Él tiene la verdad y que su verdad es camino de vida.
Una vez conocido el poder sanador de Jesús (Lc. 6:19), las multitudes se reunían solo para tocarlo. Para muchos, llegó a ser un símbolo de buena fortuna, un amuleto de suerte o un mago. En lugar de desear el perdón de Dios y su amor, buscaban sanidad física o un cambio para que se vieran acciones espectaculares. Algunas personas todavía ven en Dios a un mago cósmico y oran solo para mitigar su dolor o lograr que manifieste sus trucos. Pero Dios no es un mago, es el Maestro. La oración no es una forma para controlarlo, sino un medio para ponernos bajo su control.   En (Mr. 5:30) vemos el “poder” de Jesús, su habilidad inherente para ministrar y obrar sobrenaturalmente, procedía de Él mismo bajo el control consciente de su soberana voluntad. ¿Quién a tocado mis vestidos? Jesús hizo esta pregunta, no por ignorancia, sino para hacer salir a la mujer de entre la multitud y permitirle alabar a Dios por lo que había sucedido en ella.
Sus vestidos representan su conducta perfecta en su humanidad, es decir, su perfección en sus virtudes humanas. Tocar sus vestidos en realidad era tocarlo a Él en su humanidad, en la cual Dios estaba corporificado (Col.2:9). Con dicho toque su poder divino fue comunicado, por medio de la perfección de su humanidad, a la mujer que lo había tocado, y llegó a ser la sanidad para ella.

c).   Ministerio de sanidad y revelación da gozo   Hch. 8:7-8
Jesús predicaba las buenas nuevas o buenas noticias a todo el que quisiera oírlas. Las buenas nuevas son que el reino de los cielos ya llegó, que Dios está con nosotros, y que se ocupa de nosotros. Puede sanarnos, no solo de enfermedades físicas, sino también de las espirituales. No hay pecado ni problema demasiado grande ni demasiado pequeño para Él. Las palabras de Jesús eran buenas nuevas porque ofrecían libertad, esperanza, paz y vida eterna con Dios.
Los demonios son reales y están activos, pero Jesús tiene autoridad sobre ellos y ha delegado su autoridad a sus seguidores. A pesar de que permite que Satanás obre en nuestro mundo, Dios tiene el control total. Como no tener gozo por la sanidad realizada por nuestro Señor y no solo eso si no que nos dio su revelación (Mt. 11:25; 1Co. 1:26-27)
Dios desdeñó la sabiduría humana, no solo al descalificarla como medio para llegar  a conocerlo, sino también en su elección de salvar a los humildes. Él no llama a salvación a muchos de los que el mundo llamaría sabios, poderosos y nobles (Mt. 11:25). La sabiduría de Dios es revelada a los que son considerados tontos, débiles y comunes por los elitistas, como resultado de haber depositado su confianza en Jesucristo como Salvador y Señor. Es evidente que Dios recibió todo el crédito y la gloria por haberse asegurado que tales personas humildes alcanzaran conocimiento de Él y de las verdades eternas de su reino celestial. Ningún pecador salvo puede jactarse de haber alcanzado la salvación por su intelecto (1 Co. 1:29).         
        

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